Vamos a
recuperar algunos post (entrada en un blog) que hemos escrito, en calidad de
colaborador, en otros blogs relacionados con la Semana Santa con la intención
de hacer una recopilación para que no se pierdan en el olvido.
El presente post
se publicó el:
Domingo, 26 de febrero de 2012.
I.-
MATERIALES y TÉCNICAS.
Los materiales
que se emplean en la imaginería son cálidos, fáciles de policromar (revestir
con colores diversos), de dar la impresión de lo natural y más próximo a la
anatomía humana; por ello se prefirió la madera, la pasta y el barro, sobre
todo en los años de las buenas realizaciones del siglo XVII.
Las maderas
nobles como la caoba, el ciprés, el cedro y el naranjo; duras e incorruptibles,
fueron las preferidas, aunque en algunas ocasiones se empleó también el pino de
Segura y el pino de Flandes, materiales estos más blandos y baratos que además
tienen el peligro de ser atacados por xilófagos (insectos que roen la madera).
Una vez tallada
la imagen, las vestiduras se podían: dorar (revestir exteriormente de oro,
mediante baño, o por aplicación de láminas, de panes…); policromar, estofar
(existen diversas técnicas: raspar el color aplicado sobre la superficie
dorada, haciendo dibujos, de modo que aparezca el oro.
Es una especie de
esgrafiado (Trazar dibujos con el grafio en una superficie estofada haciendo
saltar en algunos puntos la capa superficial y dejando así al descubierto el
color de la siguiente) sobre oro.
También se pintaba sobre el oro relieves al
temple etcétera, etcétera).
Los rostros de
las imágenes se encarnaban con texturas naturistas que daban la impresión de
cálidas pieles que cubrían organismos vivos.
En ambas
escuelas se utilizan estos procedimientos aunque con diferencias.
En
la Escuela Granadina prefieren las carnaciones
mates, sin brillos, y van disminuyendo los estofados en la segunda mitad del
siglo XVII.
En
la Escuela Sevillana se utilizaron indistintamente
los tonos mates y brillantes o de pulimento.
Se mantuvieron claras preferencias
por los rutilantes estofados, según motivos en los que también es fácil
advertir la evolución de los estilos.
Las técnicas
empleadas para las esculturas hechas en pasta varían en cuanto a la
conformación de las figuras no esculpidas por partes, sino modeladas y unidas
mediante fuertes pegamentos y ensamblajes.
Las tareas relativas al dorado,
policromado, estofado y carnaciones, fueron similares a las de imágenes hechas
en madera.
Las esculturas
realizadas en barro, recogieron viejas técnicas utilizadas para obras
definitivas y también para bocetos.
Tanto en Granada como en Sevilla se
hicieron obras acabadas en este material.
En Granada estas
técnicas alcanzaron un alto grado de perfección sobre todo en la época de los
hermanos García.
En Sevilla fue
Luisa Roldán “La Roldana” quien empezó a divulgar todo este tipo de escultura
que aprendió en el taller de su padre.
Más tarde, esta técnica se generalizaría
en el siglo XVII para realizar figuras de nacimientos.
Hubo también
imaginería hecha en piedra y plomo empleando procedimientos especiales pero no
son muy numerosas.
En el siglo
XVIII comienzan a utilizarse los postizos: ojos de vidrio pintados, lágrimas de
cristal, cabellera natural, telas encoladas, etcétera.
Se prefirieron
las tallas de candelero, ya conocidas desde épocas anteriores, con lo que las
tareas escultóricas se redujeron notablemente.
A pesar de las ricas vestiduras
con las que se cubrían, las imágenes de esta época perdieron valores expresivos
y volúmenes de apariencias consistentes, para ganar en efectos de riqueza y
movimientos ocasionados por los ropajes.
II.-
LA TEMÁTICA.
Existe un predominio
de los motivos religiosos, sobre todo en los años del manierismo y barroco,
pero hay muchos otros temas que expresan la relación de los artistas andaluces
con los modelos europeos.
Los avances y
altos logros se dieron en el terreno de la imaginería, como en ningún otro
lugar de la Europa cristiana, quizá por la fuerte tradición figurativa y por la
secular estética andaluza de armonía y visión humanizada de sus más hondas
querencias e identificaciones religiosas.
Es la religiosidad del pueblo andaluz
la que sustenta esta estética, y en ésta reposan las creaciones más insignes de
los escultores de la época, quienes se habían limitado a expresar, con sus
habilidades, las creencias y sensibilidad del pueblo andaluz.
De los temas
fundamentales de la imaginería andaluza es la Pasión de Cristo la que ocupa un
lugar destacado, seguido muy de cerca por las representaciones marianas.
Las
iconografías de Jesús con la Cruz a cuestas y Crucificado son las más numerosas
e insignes desde el manierismo, mientras que las escenas de otros momentos de
la Pasión, se desarrollaron con más plasticidad en los años barrocos del siglo
XVII.
Las distintas
advocaciones de la Virgen en su versión de dolorosa o de gloria (sobre todo la
Purísima Concepción) son dos creaciones andaluzas que se reconocen como
auténticas aportaciones de Andalucía al arte cristiano de todos los tiempos.
La
iconografía del niño Jesús, verdadera creación del manierismo, será largamente
desarrollada y evolucionará durante la época barroca.
Las imágenes de ángeles,
santos y alegorías son igualmente numerosas.
Hay esculturas notabilísimas de
San José, San Miguel, San Juan Evangelista, San Juan Bautista o la Magdalena.