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domingo, 5 de septiembre de 2021

IMAGINERÍA ANDALUZA 3 de 4. INICIOS DE LA ESCUELA SEVILLANA Y CONSOLIDACIÓN.

Vamos a recuperar algunos post (entrada en un blog) que hemos escrito, en calidad de colaborador, en otros blogs relacionados con la Semana Santa con la intención de hacer una recopilación para que no se pierdan en el olvido.

El presente post se publicó el:

Domingo, 4 de marzo de 2012.

 


I.- INTRODUCCIÓN.

Como ya hemos comentado, la Escuela Sevillana aparece más o menos conformada en los años finales del siglo XVI coincidiendo con el estilo manierista.

Se ha considerado al escultor Juan Martínez Montañés el fundador de la escuela en los primeros años del siglo XVII, pero según los últimos estudios realizados, los trabajos de Isidoro de Villoldo y Juan Bautista Vázquez “El Viejo” deban tenerse en cuenta como básicos en la formación de la Escuela Sevillana.

La primera etapa de esta escuela, su génesis, se extiende a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI, podemos distinguir dos momentos:  

El primer momento: el fundacional; donde se aprecian ciertas indecisiones  y otras opciones estilísticas  sobre las que terminarán imponiéndose las nuevas tendencias. 

Sus autores más representativos serían: Villoldo, Vázquez y Diego de Velasco.

El segundo momento: la definición de la escuela; donde podemos distinguir unas producciones sin vacilaciones y con decisión, afirmando rasgos individuales de la escuela.  

Sus autores más característicos son: Jerónimo Hernández, Marcos Cabrera, Juan de Oviedo y Gaspar Núñez Delgado.

La segunda etapa de consolidación y difusión de la escuela, se extiende desde finales del siglo XVI, más  o menos desde 1590, hasta 1620. 

Su autor esencial es Juan Martínez Montañés.

La incorporación del realismo merece un capítulo aparte como una de las notas esenciales de la plástica sevillana en plena evolución hacia concepciones barrocas. 

En esta ocasión es el escultor Juan de Mesa y Velasco (fallecido en 1627) quien tiene el papel más relevante

A esta época pertenecen también: Francisco de Ocampo, Felipe Ribas, Juan de Remesal, Pedro Nieto y José de Arce; artistas todos que prolongan su actividad durante el segundo tercio del siglo XVII, salvo Ocampo que falleció en 1639.

La siguiente etapa de la Escuela Sevillana es la del brillante barroco de Pedro Roldán y su taller que dura hasta la segunda mitad del siglo XVII y se extiende hasta 1709/1710, fecha en la que cierra su taller. 

Esta etapa se caracteriza por el dinamismo y belleza de sus imágenes que se unen a los caracteres del realismo practicado por los artistas de la primera generación o de transición al barroco. 

Los escultores de esta etapa son decididamente barrocos, no hay ninguna duda. 

Roldán con sus hijos y yernos, discípulos y seguidores, entre los que se encuentran Agustín Perea y Francisco Antonio Gijón son los que conforman este grupo de la escultura hispalense.

La etapa final de la escuela transcurre a lo largo del siglo XVIII en el que lentamente se va diluyendo a la vez que se pierden las altas calidades conseguidas en etapas anteriores.

Todavía en el primer tercio de la centuria, las tareas de Pedro Duque Cornejo (nieto de Pedro Roldán) mantendrán el prestigio y maestría reconocidos a los artistas anteriores; pero poco a poco fue decayendo la actividad artística por conceder excesiva importancia a los efectos secundarios como el uso de postizos con la consiguiente pérdida de profundidad en la expresión de las imágenes.

II.- LOS INICIOS DE LA ESCUELA SEVILLANA.

Hacia 1553 llega a la ciudad de Sevilla el escultor Isidoro de Villoldo, natural de Ávila y posiblemente el alumno más aventajado de Alonso Berruguete, el célebre maestro de la escultura manierista de España. 

Villoldo fue a Sevilla para trabajar en el retablo mayor de la Cartuja de las Cuevas. 

Sus obras son cortas en número, pero suponen una nueva forma de concebir la figura por su cálido naturalismo y belleza; muere en 1560 por lo que no llegó a montar un taller.

Juan Bautista Vázquez “El Viejo”, abulense, se encontraba en Sevilla en 1557. 

Este artista tuvo una fecunda actividad como autor de retablos, sepulcros, imaginería, escultura decorativa, monumental etcétera. 

A partir de 1570 puede considerarse jefe de la incipiente Escuela Sevillana.

De esta etapa fundacional de la escuela, subsiste una imagen procesional suya en Sevilla, la del Santísimo Cristo de Burgos, realizada en 1573; sin embargo, esta imagen fue radicalmente transformada en 1882 por el escultor José Ordóñez Rodríguez.

Otro de los escultores del comienzo es Diego de Velasco, natural de Toledo y activo en Ávila antes de afincarse en Sevilla hacia 1579. 

Su estilo clásico se combina con algunas afecciones manieristas, esto lo podemos percibir en la sala capitular de la catedral de Sevilla.

Jerónimo Hernández, parece ser que nació en Ávila hacia 1540, llegó a Sevilla con unos dieciséis años como discípulo de Juan Bautista Vázquez.

Este escultor tiene un puesto clave en la evolución de la escultura sevillana, su sentido del volumen y el aspecto de humana ternura que confiere a sus figuras son el inicio de unas formas que serán comunes en la Escuela Sevillana, de ahí que a Jerónimo Hernández haya que considerarlo como uno de los definidores de la escuela tanto por sus aciertos iconográficos, como por la belleza de sus realizaciones. 

Al parecer fueron discípulos suyos Gaspar Núñez Delgado y Marcos Cabrera pero fue su cuñado Andrés de Ocampo quien heredó parte de su taller y terminó las obras que dejó pendientes. 

Sus obras fueron muy variadas, realizó varias imágenes para Hermandades pero han llegado a nuestros días muy reformadas como es el caso del Misterio de la Oración en el Huerto, el Cristo está bastante alterado, pero conserva la robustez anatómica. 

Son obras suyas, entre otras, el Crucificado que compone la escena del Misterio de la Hermandad de las Siete Palabras, cedido a la cofradía por el Arzobispado en 1881, obra de hacia 1582 – 1585 y que perteneció a una hermandad desaparecida cuya sede canónica estaba en el templo de los mínimos de San Francisco de Paula. 

Se le atribuye a este imaginero la hechura de Jesús de las Penas de la Hermandad de La Estrella de Triana, fechable entre los años 1582 – 1585.

También parece suya la imagen de Nuestra Señora de la Paz, titular de la Hermandad Sacramental de Santa Cruz.

Marcos Cabrera, probablemente nació en Sevilla aunque tenga orígenes cordobeses, se le documenta entre los años 1575 – 1601. 

Una sola obra maestra ha bastado para consagrar a este autor: el Crucificado de la Expiración de la Hermandad de “El Museo” realizado en diciembre de 1575 en pasta de madera: el sudario actual es obra del siglo XIX (sobre 1880) del escultor Gutiérrez Cano; la representación de Cristo en la cruz pudiera estar inspirada en un dibujo de Michelangelo Buonarroti hecho para Vittoria Colonna hacia 1540 que se conserva en el Museo Británico. 

La valiente contorsión que se advierte en los escorzos (escorzo es reducir la longitud de los objetos según las reglas de las perspectivas. Escorzo es el término usado para referirnos a un cuerpo en posición oblicua o perpendicular a nuestro nivel visual.

El efecto de escorzo existe en todos los cuerpos con volumen.) de tórax, cabeza y manos, convierten a esta escultura en una de las más dramáticas del manierismo sevillano.

Juan de Oviedo, nació en Sevilla en 1565, es uno de los más destacados artistas del manierismo hispalense, entre sus trabajos de escultura figura el Crucificado del Mayor Dolor de la Hermandad del Dulce Nombre, la anatomía es fuerte y representa a Cristo muerto de manera ostensible por la forma que pende la cabeza sobre el costado derecho.

Andrés de Ocampo, nació en Úbeda (Jaén), realizó la hechura del Crucificado de la Fundación de la Hermandad de los Negritos realizado en 1622, esta imagen a pesar de lo tardía, es totalmente manierista.

Gaspar del Águila, escultor abulense nacido en 1538, autor de la Virgen de la Soledad de la Hermandad del Santo Entierro de Marchena.

Miguel Adán, procedente de Castilla, su actividad en Sevilla está documentada entre 1569 y 1610. El Cristo de la Veracruz es obra suya realizada en 1573 para Villanueva de los Castillejos (Huelva).

 

III.- CONSOLIDACIÓN Y DIFUSIÓN DE LA ESCUELA SEVILLANA.

Los años que median entre 1590 y 1620 representan la época de la consolidación y difusión de las formas caracterizan la escultura de la escuela sevillana, gracias a la actividad magistral de Juan Martínez Montañés.

Juan Martínez Montañés, nació en Alcalá la Real (Jaén) en 1568

En su producción artística se distinguen varias etapas que coinciden con evolución formal:

Primera. El periodo formativo (1588-1605).

Segunda. La etapa magistral (1605-1620).

Tercera. El decenio crítico (1620-1630).

Cuarta. El barroquismo o apoteosis final (1630-1649).

Los periodos fundamentales son los dos primeros, que son precisamente las fechas que proponemos de consolidación y difusión de las formas sustanciales de la Escuela Sevillana (1588-1620).

Su labor como imaginero es intensa, aquí citaremos solamente algunas de sus obras.

El Cristo de la Clemencia, hecho para la Cartuja de las Cuevas de 1603 a 1606, actualmente se conserva en la sacristía de los Cálices de la catedral de Sevilla. 

No es una imagen que haya pertenecido a una cofradía pero es el Crucificado del que necesariamente hay que partir para comprender mejor la evolución de este tema pasionario: la composición alargada del cuerpo esbeltísimo es de raigambre manierista, aun cuando la serenidad del rostro y tersura del cuerpo sin deformaciones ni magulladuras le confieran cierto aire de clásica belleza.

La composición trapezoidal por los cuatro clavos determina que la imagen luzca con reposo sereno, sin el dramatismo de la disposición triangular de los tres clavos. 

En la escultura de crucificados estableció un prototipo.

Jesús de la Pasión, realizado por Montañés antes de 1615, se supone que entre 1610 y 1615. 

Tiene expresión de sereno dramatismo, sugiere todo el drama de la Pasión, pero sin estridencias dando una impresión de dulzura que sobrecoge a los espectadores tanto en su capilla como sobre su paso procesional. 

Es una escultura magistral.

La Virgen de Monserrat, tallada hacia 1608 por Montañés y Juan de Mesa (por entonces miembro del taller de Montañés). 

De Mesa parece ser que son las manos y quizá de Montañés la finalización del rostro y ensamblaje de la cabeza.

En esta época dominada por Montañés, hay otros artistas que pertenecen al estilo manierista y que de una u otra forma se dejan influenciar por Montañés.

Estos artistas son:

Luis de la Peña, autor del Cristo yacente (1619-1620) y Jesús orante ambas imágenes en Morón de la Frontera.

Juan Gómez, clérigo, autor del Crucificado de la Veracruz imagen tallada con anterioridad a 1616 actualmente en La Campana y del Nazareno del Puerto de Santa María.

Blas Hernández Bello, sus obras se encuentran en América. En Andalucía se conserva una imagen de Jesús Nazareno de 1607 perteneciente a la cofradía de la Veracruz de Cortegana (Huelva).

Diego López Bueno, nacido hacia 1568 y fallecido en Sevilla en 1632. De 1602 es su Inmaculada Concepción de la Iglesia de Santiago en Sevilla y de hacia 1610 sus imágenes de la Virgen Dolorosa y San Juan Evangelista en San Juan del Puerto (Huelva).

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