Vamos a
recuperar algunos post (entrada en un blog) que hemos escrito, en calidad de
colaborador, en otros blogs relacionados con la Semana Santa con la intención
de hacer una recopilación para que no se pierdan en el olvido.
El presente post
se publicó el:
Miércoles, 30 de
marzo de 2011.
Desde el
principio del cristianismo se buscó la manera de distinguir al Señor del resto
de Santos, así la iglesia se reservaba el derecho de precisar el número de
personajes bíblicos que debían aparecer en las pinturas y frescos, sus
actitudes y atributos (Concilio ecuménico de 787).
Incluso, era la misma
iglesia la encargada de definir una jerarquía de colores con los que se
representaba cada figura.
Para distinguir la imagen del Señor del resto de
personajes que aparecían en las distintas composiciones, los rostros de Santos aparecían
con un nimbo o halo detrás de la cabeza, mientras que el rostro del Señor
aparecía con una Cruz Griega de la que solamente se veían tres brazos.
En el
transcurso de la historia del arte, estos tres brazos se convertirán en tres
resplandores o rayos que se llamarán potencias y representan la divinidad del
Señor.
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