Vamos a
recuperar algunos post (entrada en un blog) que hemos escrito, en calidad de
colaborador, en otros blogs relacionados con la Semana Santa con la intención
de hacer una recopilación para que no se pierdan en el olvido.
El presente post
se publicó el:
Martes, 5 de
abril de 2011.
Según refiere D.
Miguel Salcedo Hierro en un artículo publicado en la revista “Alto
Guadalquivir” correspondiente al año dos mil dos, parece ser que la Secretaría
de Gobierno del Real y Supremo Consejo de Castilla, encargó el 26 de marzo de
1819 al obispo de Córdoba, D. Pedro Antonio Alcántara de Trevilla, que ocupó la
silla de Osio desde 1806 a 1832, la organización permanente de todas las
procesiones de Semana Santa conforme a la reglamentación que redactó y aprobó
para Madrid en el año 1805, el obispo de Córdoba,
en su lucha por erradicar la formas tradicionales de celebrar la pasión,
promulgó unas disposiciones el 18 de octubre de 1820; en ellas, las estaciones
de penitencia en la diócesis de Córdoba, quedaban reducidas a la procesión
oficial en la tarde del Viernes Santo (artículo primero), limitando las
imágenes de los pasos a una serie de advocaciones concretas (artículo cuarto);
estas disposiciones provocaron una gran reacción en contra, principalmente en
algunos pueblos de la diócesis, y supuso en Córdoba
capital, la desaparición de las procesiones hasta el año 1849 cuando se
organizó, por parte del Ayuntamiento, el desfile oficial del Santo Entierro en
la tarde del Viernes Santo.
En
la actualidad, con las disposiciones del Concilio Vaticano II, las cofradías,
conmemoran más la Resurrección que la muerte del Señor.
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