De hecho, algunas imágenes, nos resultan familiares por su expresión, por su colocación en la composición del Paso o por su hechura.
Un ejemplo de esto que afirmo, lo podemos encontrar en el Paso de Misterio de la Antigua y Fervorosa Hermandad de la Santa Cruz y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora de la Piedad, Patriarca Bendito, Señor San José, y María Santísima de la Caridad en su Soledad.
Erigida canónicamente desde su fundación esta Hermandad y Cofradía, es su capilla propia, consagrada bajo la advocación de la Piedad, con dependencias anejas a la misma al sitio del Baratillo, en el antiguo Arenal, calle Adriano, número 13 actual, collación y parroquia de San Clemente, Sagrario de la Santa Metropolitana y Patriarcal Iglesia Catedral de Sevilla.
Hendrik Goltzius nació en enero o febrero de 1558 cerca de Venlo en Bracht o Millebrecht, un pueblo que pertenecía entonces al Ducado de Jülich, actualmente en la municipalidad de Brüggen en Renania del Norte-Westfalia (Alemania), murió en Haarlem, el 1 de enero de 1617. Fue un dibujante, grabador y pintor de los Países Bajos, considerado el mejor grabador de su país del período Barroco o del Manierismo nórdico, reconocido por su técnica sofisticada y la "exuberancia" de sus composiciones. Según A. Hyatt Mayor, Goltzius «fue el último grabador profesional que dibujaba con la autoridad de un buen pintor y el último que inventó muchas imágenes para que otros las copiaran». Ya a una edad madura, comenzó a producir pinturas.
Es el autor de la Pietà, grabado realizado en 1596.
El Paso de Misterio de la Hermandad del Baratillo, está compuesto por dos figuras; Nuestra Señora de la Piedad una imagen sedente de candelero para vestir, obra de José Manuel Rodríguez Fernández-Andés realizada en 1945, las manos son de autor anónimo restauradas en 1904 por Emilio Pizarro de la Cruz.
Representa a la Virgen, al pie de la cruz, en el momento de recoger el cuerpo muerto de su hijo en su regazo.
El Santísimo Cristo de la Misericordia es una imagen tallada en 1951 por Luis Ortega Brú, policromada por Guillermo Bonilla, siendo la primera obra a tamaño natural, para la ciudad de Sevilla, de dicho autor. Representa a Cristo Muerto y posado sobre el regazo de la Virgen, cargado de intenso dramatismo tanto en la talla como en los tonos de la policromía recreando los signos del “rigor mortis”.
Una vez más, podemos comprobar, que los imagineros se suelen “inspirar” en pinturas o grabados de los grandes maestros, en este caso, del manierismo y habría que cuestionar la “originalidad” de sus creaciones.
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