Vamos a
recuperar algunos post (entrada en un blog) que hemos escrito, en calidad de
colaborador, en otros blogs relacionados con la Semana Santa con la intención
de hacer una recopilación para que no se pierdan en el olvido.
El presente post
se publicó el:
Jueves, 7 de
abril de 2011.
Los evangelios
nos dicen claramente que la Pasión de Nuestro Señor coincidió con la
celebración de la Pascua Judía (Éx.12,1-25).
La
última cena no es más que la cena pascual.
Sobre qué día fue
exactamente, en relación con el calendario judío, hay discusión; siguiendo el
evangelio de San Juan (Jn.13,1), fue el viernes.
Los israelitas recibieron la
orden del Señor de renovar cada año esta celebración el
día 15 del mes de Nisán, que según el calendario israelita, comenzaba con la
primera luna llena de primavera, es decir; el primer plenilunio de primavera
(correspondiente parte al mes de marzo y parte al mes de abril).
La
Pascua se celebra en memoria del paso del Señor, cuando pasó de largo por las
casas de los hijos de Israel en Egipto, pero hirió de muerte
a los egipcios dejando a salvo las casas de los israelitas (Éx.12,
26-31).
La celebración
cristiana fundamentalmente es, la Resurrección.
Su cálculo está basado en la
Pascua Judía y no siempre hubo acuerdo sobre qué día había de celebrarse.
El Concilio de Nicea, en el anno Domini 325, fijó los
criterios para la celebración de la Pascua de Resurrección:
1º.-
Que la Pascua se celebre en domingo.
2º.-
Que jamás se tenga la Pascua en el mismo tiempo que los judíos.
3º.-
Se prohibía a los cristianos celebrar en el mismo año, la Pascua, dos
veces; ya que según los distintos calendarios, se podía dar este caso.
Con estas
directrices emanadas del primer Concilio de Nicea, convocado por el Papa
Silvestre I, que trató temas tan importantes
como la herejía de Arrio y que
formuló el símbolo del Credo, llamado
Niceno, que con alguna variación es el
que rezamos hoy día, se hacía necesario establecer un calendario lo más exacto
posible.
Esta no fue una cuestión baladí, ya que existían muchos calendarios unos lunares y otros solares y las fechas no
coincidían a lo largo de los años.
Para ver con más
claridad donde radicaba el problema, vamos a estudiar, aunque solo sea
someramente, algunos de estos calendarios.
El
calendario egipcio era el más exacto y complejo
de los calendarios primitivos, su empleo se supone anterior al año 4241 a. C.
estaba basado en la observación de la “salida helíaca” de Sirio, la estrella
más brillante del firmamento.
Constaba de doce meses de 30 días cada uno más
cinco días adicionales festivos.
El valor del
año trópico para los egipcios era de 365,25 días aproximadamente,
resultaba que cada año se retrasaba el comienzo de la primavera a razón de un
día cada cuatro años.
El resultado era
que en el periodo de 1460 años (365 x 4), el comienzo de la primavera había
pasado por todos los días del año.
Julio
César, por consejo de Sosigenes,
estableció el llamado calendario Juliano, para ello, se basó en el
calendario egipcio de 365,25 días.
Empezó
a regir el 1 de enero del año 45
a. de C. La reforma juliana del Calendario consistió en lo siguiente:
El año
708 de Roma (46 a. de C.) constó de 445 días, debido a lo cual, se le llamó
“año de confusión”, a partir del cual, el año corriente tuvo 365 días (con 15
meses) con uno de 366 días cada cuatro
años, llamado bisiesto.
Esto equivale a
tomar por valor del año trópico 365,25 días.
El
nombre de bisiesto proviene de que el día adicional se colocó inmediatamente
después del 24 de febrero, que era el sexto día
de las calendas de marzo, y de aquí el nombre de “bisexto día”.
Este calendario
Juliano fue adoptado por los cristianos
conservando la nomenclatura de los meses.
Pero el calendario Juliano tenía un
error anual de 11 minutos y 14 segundos
ya que en realidad, el año trópico que es el tiempo que transcurre entre dos pasos consecutivos y reales de la
Tierra, o aparente del Sol, por el mismo equinoccio o el mismo solsticio dura en realidad 365
días, 5 horas, 48 minutos 45 segundos y
98 centésimas.
Fue corregido por el Papa
Gregorio XIII, quien nombró una comisión de sabios, con el fin de que la Pascua
de Resurrección continuase coincidiendo
con el principio de la primavera.
Así se creó el
calendario Gregoriano que aumenta
10 días al Juliano y suprime tres años bisiestos cada cuatro siglos,
para que el equinoccio de primavera del año 1583 ocurriera el 21 de marzo, Gregorio XIII decretó que el día siguiente al 4 de
Octubre de 1582 fuera día 15.
Dispuso además, para obtener una mayor
coincidencia del año trópico con el civil, que de los años seculares, solamente
serían bisiestos aquellos cuyo número de centenas fueran divisibles por cuatro,
de esta manera, fue bisiesto el año 1600, pero no lo fueron los años 1700,
1800, 1900.
Este calendario tiene todavía un error de 6 días desde el año 1900
al 10000.
La corrección propuesta es la de no considerar bisiestos aquellos
años milenarios cuyo número de miles no sea múltiplo de cuatro.
En este caso no
serán bisiestos los años 2000, 3000, 5000, 6000, 7000 y 9000.
Con esta
corrección el calendario Gregoriano es bueno
hasta el año 10000, este calendario es a la vez
lunar y solar, tiene por objeto regular las
fiestas religiosas, que pueden ser fijas o móviles, las fijas corresponden al
calendario solar y las móviles al calendario lunar.
La fecha principal de este calendario es la Pascua de
Resurrección, pues de ella dependen las otras fiestas móviles de la Iglesia.
El cálculo de la
Pascua de Resurrección es complejo, existen varias fórmulas, entre ellas una
muy curiosa de Carlos Federico Gauss, matemático y astrónomo alemán; y unas
tablas para su cálculo que no vamos a explicar aquí precisamente por su
complejidad.
Pero ha de ser siempre en
el primer domingo siguiente a la luna
llena del mes judío de Nisán; es decir,
el primer domingo siguiente al plenilunio ocurrido el 21 de marzo
o después de este día, ésta es la razón
por la cual el Viernes Santo siempre
luce en el cielo la luna llena de Nisán.
La
Pascua de Resurrección o Domingo de
Resurrección, se celebrará los siguientes días:
Año 2012 el 08
de abril.
Año 2013 el 31
de marzo.
Año 2014 el 20
de abril.
Año 2015 el 05
de abril.
Año 2016 el 27
de marzo.
Año 2017 el 16
de abril.
Año 2018 el 01
de abril.
Año 2019 el 21
de abril.
Año 2020 el 12
de abril.
Año 2021 el 04
de abril.
Año 2022 el 17
de abril.
Año 2023 el 09
de abril.
Año 2024 el 31
de marzo.
Año 2025 el 05
de abril.
Conocida la fecha de la Pascua de Resurrección las
demás fiestas móviles de la Iglesia se calculan del siguiente modo:
Septuagésima:
Se celebra el
noveno domingo antes de Pascua de Resurrección.
Sexagésima:
Se celebra el
octavo domingo antes de Pascua de Resurrección.
Quincuagésima:
Se celebra el séptimo domingo antes de Pascua de Resurrección y
coincide con el domingo de carnaval.
Miércoles
de Ceniza:
Se celebra el
miércoles siguiente a la quincuagésima.
Primer domingo de cuaresma:
Se celebra el
domingo siguiente al miércoles de ceniza. Son cinco los domingos de cuaresma.
Domingo
de Pasión:
Se celebra el segundo domingo antes de Pascua de
Resurrección. Coincide con el último domingo de cuaresma.
Domingo
de Ramos:
Se celebra siete
días antes del domingo de Pascua de Resurrección.
Cuasimodo:
Su nombre proviene
de las palabras latinas “Quasi modo”, con las que comienza el introito
de la misa de este domingo, también se
conoce con el nombre de “dominica in albis” y “dominica post albas”, haciendo referencia al
alba, vestido que se considera básico para todos los Sacerdotes; en este
domingo se solía deponer el alba de ahí su nombre; es decir, depuestos ya los
vestidos blancos, mientras que el sábado anterior era sábado “in albis
deponendis “, los vestidos “por deponer”.
Ascensión
del Señor:
Se celebra el
jueves correspondiente a cuarenta días después de la Pascua de Resurrección.
Pascua
de Pentecostés:
Se celebra
cuarenta y nueve días después de Pascua
de Resurrección.
Santísima
Trinidad:
Se celebra el
domingo siguiente a la Pascua de Pentecostés.
Corpus Christi:
Se celebra el
jueves siguiente a la Santísima
Trinidad.
Primer
domingo de adviento:
Se celebra el
primer domingo que sigue al 26 de
noviembre.
Esperamos haber
satisfecho la curiosidad de muchos cofrades que han preguntado sobre el porqué
la Semana Santa no tiene una fecha fija.
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