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domingo, 17 de marzo de 2024

EL CULTO EN LAS HERMANDADES Y COFRADÍAS (III).

Decíamos el otro día que “El día de la Función Principal de Instituto es el día más importante de la hermandad, ya sé que muchos cofrades creen que es la estación de penitencia o procesión el día más importante pero no, la procesión o estación de penitencia es un acto de piedad popular paralitúrgico con el que sueñan todos los cofrades pero no es comparable con el acto litúrgico de la Santa Misa que se celebra, de forma corporativa, en la Función Principal de Instituto”.

Pues bien, hoy Domingo de Pasión, vamos a hablar de la Estación de Penitencia o desfile procesional.

La Estación de Penitencia es la acción de dirigirse, haciendo penitencia, a través de un recorrido programado hasta un lugar señalado, en el caso de las capitales de provincia, a la catedral.

La Procesión es la acción en la que son conducidas las sagradas imágenes, con pompa y solemnidad,  bien públicamente por calles y plazas o bien por el interior de un templo. De conformidad con el canon 994-2, corresponde al obispo diocesano dar normas sobre las procesiones mediante las cuales se provea a la participación en ellas y a su decoro.

Fue en Sevilla donde se reglaron por primera vez las procesiones de Semana Santa, en el Sínodo presidido por el Cardenal-Arzobispo D. Fernando Niño de Guevara en 1604, y cuyas directrices servirán de modelo para toda España. En el mencionado Sínodo se estableció, por primera vez la llamada "Carrera Oficial", es decir, el recorrido que debían efectuar las cofradías con sus pasos durante las salidas de la Semana Mayor dictaminando que todas las hermandades deben culminar su procesión en la catedral, salvo las de Triana, que habían de dirigirse a la Iglesia de Santa Ana, por la difícil comunicación entre ambas orillas del río Guadalquivir, que había de hacerse a través de un puente de barcas.

Aunque las disposiciones que salieron del Sínodo se tomaron de algunas anteriores, sobre todo del cardenal Rodrigo de Castro, la mayoría fueron de Niño de Guevara; finalmente, las Constituciones fueron arregladas y corregidas por el jesuita sevillano Juan de Pineda (1558-1637). Con esto, el Cardenal-Arzobispo Niño de Guevara ordenaba a las cofradías que pasasen, durante su recorrido, por el Palacio Arzobispal, imponiendo de esta manera lo que a día de hoy es la "Carrera Oficial" de las procesiones de Semana Santa a la catedral. Hasta entonces, las cofradías se limitaban a rodear los templos en donde estaban sus sedes.

En el Sínodo de 1604 se ordenaba que el Provisor del Arzobispado señalara las calles por donde debía discurrir cada cofradía y la hora en que había de realizar su salida: este el origen del «Cabildo de toma de horas».

En realidad, con estas disposiciones, el Cardenal-Arzobispo D. Fernando Niño de Guevara, lo que hizo fue controlar a las cofradías en el día de su salida procesional y evitar las continuas peleas que había por cual debía ser la cofradía que tenía derecho de pasar primero, cuando dos cofradías coincidían en un mismo lugar. De hecho, el Libro de Reglas, se llevaba en la salida procesional para demostrar a las demás cofradías cual era la más antigua y por tanto, tenía derecho de paso sobre la otra. Por otra parte, las cofradías debían llegar hasta el Palacio Episcopal con lo cual el Cardenal-Arzobispo D. Fernando Niño de Guevara no tenía que moverse de su casa para verlas y controlarlas.

La "Carrera Oficial" sigue marcando hoy en día la trayectoria de los pasos no solo en Sevilla, sino en toda Andalucía y en toda España, donde cada localidad tiene su propia "Carrera Oficial" inspirada en la hispalense y que cada año determinan sus respectivos consejos de hermandades.

Entonces… en Palma del Río qué realizan sus cofradías cuando salen a la calle, una Estación de Penitencia o un desfile procesional. Mis inteligentes lectores seguro que ya se han formado una idea exacta sobre esta cuestión.

Lo que sí tenemos en Palma del Río es una carrera oficial, aunque nunca sabemos dónde comienza y dónde acaba. La carrera oficial de Sevilla comienza en “La Campana” y finaliza cuando la cofradía sale de la catedral. En Córdoba, la carrera oficial comienza en la puerta del puente y finaliza en la puerta de Santa Catalina de la mezquita-catedral. En Palma del Río no sabemos muy bien si la carrera oficial comienza en la calle Ancha esquina calle Cigüela y termina en la misma calle Ancha esquina calle Ana de Santiago y calle Nueva o principia en calle Ancha esquina calle Ana de Santiago y calle Nueva y concluye en calle Ancha esquina calle Cigüela… porque ambas cosas las hemos visto en nuestra Semana Santa.

Las hermandades penitenciales son Asociaciones públicas de fieles cuyo fin principal y específico es promover y propagar el culto público a Nuestro Señor Jesucristo y a su Santísima Madre, especialmente en las advocaciones de cada hermandad y acercar a todas las personas a los misterios de la fe, especialmente los referidos a la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Por tanto, el fin principal de una cofradía-hermandad es el fomento del culto cristiano mediante actos litúrgicos, que se tributan en nombre de la Iglesia y de otros ejercicios de piedad.

Otro fin de las Cofradías y Hermandades son la evangelización y el ejercicio de la caridad cristiana.

En definitiva, las Cofradías y Hermandades son asociaciones de fieles jerarquizadas con una finalidad, fomentar el culto cristiano, sobre todo en todo aquello que haga referencia a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo a través de los actos públicos, es decir, con proyección hacia el exterior, ya sean estos de carácter eclesial, civil o cívico-religioso.

Para llevar a cabo estos fines, una vez al año, la hermandad se hace cofradía y se echa a la calle… pero difícilmente va a poder propagar el culto público a Nuestro Señor Jesucristo y a su Santísima Madre o va a acercar a todas las personas a los misterios de la fe, especialmente los referidos a la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor o va a evangelizar a alguien si las calles están vacías o hay muy poquita gente y esto es lo que viene sucediendo en Palma del Río, basta con ver los vídeos de la TV palmeña, para darnos cuenta que hay tramos donde prácticamente la cofradía va solita por la calle. Solamente en algunos puntos de su recorrido hay más gente, pero por lo general, el número de personas en la calle es escaso teniendo en cuenta que Palma del Río tiene más de 20.000 habitantes y si esto es un problema para las cofradías penitenciales en las de gloria es aún mayor.

¿Cuáles son las causas de este desapego hacia nuestras hermandades? No es asunto del administrador de este blog señalarlas. Me imagino que son muchas y que las hermandades a través del Consejo que las agrupa deberá, en algún momento, plantearse este problema que, desde mi punto de vista, es serio y no admite más dilación.

Y “ahí se quedó” por hoy, hasta el próximo post (entrada en un blog).

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