Decíamos el otro
día que “El día de la Función Principal de Instituto es el día más importante
de la hermandad, ya sé que muchos cofrades creen que es la estación de
penitencia o procesión el día más importante pero no, la procesión o estación
de penitencia es un acto de piedad popular paralitúrgico con el que sueñan
todos los cofrades pero no es comparable con el acto litúrgico de la Santa Misa
que se celebra, de forma corporativa, en la Función Principal de Instituto”.
Pues bien, hoy
Domingo de Pasión, vamos a hablar de la Estación de Penitencia o desfile
procesional.
La Estación de
Penitencia es la acción de dirigirse, haciendo penitencia, a través de un
recorrido programado hasta un lugar señalado, en el caso de las capitales de
provincia, a la catedral.
La Procesión es
la acción en la que son conducidas las sagradas imágenes, con pompa y
solemnidad, bien públicamente por calles
y plazas o bien por el interior de un templo. De conformidad con el canon
994-2, corresponde al obispo diocesano dar normas sobre las procesiones mediante
las cuales se provea a la participación en ellas y a su decoro.

Fue en Sevilla
donde se reglaron por primera vez las procesiones de Semana Santa, en el Sínodo
presidido por el Cardenal-Arzobispo D. Fernando Niño de Guevara en 1604, y
cuyas directrices servirán de modelo para toda España. En el mencionado Sínodo
se estableció, por primera vez la llamada "Carrera Oficial", es
decir, el recorrido que debían efectuar las cofradías con sus pasos durante las
salidas de la Semana Mayor dictaminando que todas las hermandades deben
culminar su procesión en la catedral, salvo las de Triana, que habían de
dirigirse a la Iglesia de Santa Ana, por la difícil comunicación entre ambas
orillas del río Guadalquivir, que había de hacerse a través de un puente de
barcas.
Aunque las
disposiciones que salieron del Sínodo se tomaron de algunas anteriores, sobre
todo del cardenal Rodrigo de Castro, la mayoría fueron de Niño de Guevara;
finalmente, las Constituciones fueron arregladas y corregidas por el jesuita
sevillano Juan de Pineda (1558-1637). Con esto, el Cardenal-Arzobispo Niño de
Guevara ordenaba a las cofradías que pasasen, durante su recorrido, por el
Palacio Arzobispal, imponiendo de esta manera lo que a día de hoy es la
"Carrera Oficial" de las procesiones de Semana Santa a la catedral.
Hasta entonces, las cofradías se limitaban a rodear los templos en donde estaban
sus sedes.
En el Sínodo de
1604 se ordenaba que el Provisor del Arzobispado señalara las calles por donde
debía discurrir cada cofradía y la hora en que había de realizar su salida: este
el origen del «Cabildo de toma de horas».
En realidad, con
estas disposiciones, el Cardenal-Arzobispo D. Fernando Niño de Guevara, lo que
hizo fue controlar a las cofradías en el día de su salida procesional y evitar las
continuas peleas que había por cual debía ser la cofradía que tenía derecho de
pasar primero, cuando dos cofradías coincidían en un mismo lugar. De hecho, el
Libro de Reglas, se llevaba en la salida procesional para demostrar a las demás
cofradías cual era la más antigua y por tanto, tenía derecho de paso sobre la
otra. Por otra parte, las cofradías debían llegar hasta el Palacio Episcopal
con lo cual el Cardenal-Arzobispo D. Fernando Niño de Guevara no tenía que
moverse de su casa para verlas y controlarlas.
La "Carrera
Oficial" sigue marcando hoy en día la trayectoria de los pasos no solo en
Sevilla, sino en toda Andalucía y en toda España, donde cada localidad tiene su
propia "Carrera Oficial" inspirada en la hispalense y que cada año
determinan sus respectivos consejos de hermandades.
Entonces… en
Palma del Río qué realizan sus cofradías cuando salen a la calle, una Estación
de Penitencia o un desfile procesional. Mis inteligentes lectores seguro que ya
se han formado una idea exacta sobre esta cuestión.
Lo que sí
tenemos en Palma del Río es una carrera oficial, aunque nunca sabemos dónde
comienza y dónde acaba. La carrera oficial de Sevilla comienza en “La Campana”
y finaliza cuando la cofradía sale de la catedral. En Córdoba, la carrera
oficial comienza en la puerta del puente y finaliza en la puerta de Santa
Catalina de la mezquita-catedral. En Palma del Río no sabemos muy bien si la
carrera oficial comienza en la calle Ancha esquina calle Cigüela y termina en
la misma calle Ancha esquina calle Ana de Santiago y calle Nueva o principia en
calle Ancha esquina calle Ana de Santiago y calle Nueva y concluye en calle
Ancha esquina calle Cigüela… porque ambas cosas las hemos visto en nuestra
Semana Santa.

Las hermandades
penitenciales son Asociaciones públicas de fieles cuyo fin principal y
específico es promover y propagar el culto público a Nuestro Señor Jesucristo y
a su Santísima Madre, especialmente en las advocaciones de cada hermandad y
acercar a todas las personas a los misterios de la fe, especialmente los
referidos a la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
Por tanto, el
fin principal de una cofradía-hermandad es el fomento del culto cristiano
mediante actos litúrgicos, que se tributan en nombre de la Iglesia y de otros
ejercicios de piedad.
Otro fin de las
Cofradías y Hermandades son la evangelización y el ejercicio de la caridad
cristiana.
En definitiva,
las Cofradías y Hermandades son asociaciones de fieles jerarquizadas con una
finalidad, fomentar el culto cristiano, sobre todo en todo aquello que haga
referencia a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo a través de los
actos públicos, es decir, con proyección hacia el exterior, ya sean estos de
carácter eclesial, civil o cívico-religioso.

Para llevar a
cabo estos fines, una vez al año, la hermandad se hace cofradía y se echa a la
calle… pero difícilmente va a poder propagar el culto público a Nuestro Señor
Jesucristo y a su Santísima Madre o va a acercar a todas las personas a los
misterios de la fe, especialmente los referidos a la Pasión, Muerte y
Resurrección del Señor o va a evangelizar a alguien si las calles están vacías
o hay muy poquita gente y esto es lo que viene sucediendo en Palma del Río,
basta con ver los vídeos de la TV palmeña, para darnos cuenta que hay tramos
donde prácticamente la cofradía va solita por la calle. Solamente en algunos
puntos de su recorrido hay más gente, pero por lo general, el número de
personas en la calle es escaso teniendo en cuenta que Palma del Río tiene más
de 20.000 habitantes y si esto es un problema para las cofradías penitenciales
en las de gloria es aún mayor.

¿Cuáles son las
causas de este desapego hacia nuestras hermandades? No es asunto del
administrador de este blog señalarlas. Me imagino que son muchas y que las
hermandades a través del Consejo que las agrupa deberá, en algún momento,
plantearse este problema que, desde mi punto de vista, es serio y no admite más
dilación.
Y “ahí se quedó”
por hoy, hasta el próximo post (entrada en un blog).