Este no es el blog oficial de la Hermandad del Señor Orando en el Huerto, Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de Palma y Esperanza.
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sábado, 23 de marzo de 2024
SEMANA SANTA de PALMA del RÍO 2024. ITINERARIOS de las COFRADÍAS de PALMA del RÍO.
viernes, 22 de marzo de 2024
SEMANA SANTA de PALMA del RÍO 2024. REVISTA PALMA y PASIÓN.
Revista Palma y Pasión año 2024. Editada por el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Palma del Río.
domingo, 17 de marzo de 2024
EL CULTO EN LAS HERMANDADES Y COFRADÍAS (III).
Decíamos el otro día que “El día de la Función Principal de Instituto es el día más importante de la hermandad, ya sé que muchos cofrades creen que es la estación de penitencia o procesión el día más importante pero no, la procesión o estación de penitencia es un acto de piedad popular paralitúrgico con el que sueñan todos los cofrades pero no es comparable con el acto litúrgico de la Santa Misa que se celebra, de forma corporativa, en la Función Principal de Instituto”.
Pues bien, hoy Domingo de Pasión, vamos a hablar de la Estación de Penitencia o desfile procesional.
La Estación de Penitencia es la acción de dirigirse, haciendo penitencia, a través de un recorrido programado hasta un lugar señalado, en el caso de las capitales de provincia, a la catedral.
La Procesión es la acción en la que son conducidas las sagradas imágenes, con pompa y solemnidad, bien públicamente por calles y plazas o bien por el interior de un templo. De conformidad con el canon 994-2, corresponde al obispo diocesano dar normas sobre las procesiones mediante las cuales se provea a la participación en ellas y a su decoro.
Fue en Sevilla donde se reglaron por primera vez las procesiones de Semana Santa, en el Sínodo presidido por el Cardenal-Arzobispo D. Fernando Niño de Guevara en 1604, y cuyas directrices servirán de modelo para toda España. En el mencionado Sínodo se estableció, por primera vez la llamada "Carrera Oficial", es decir, el recorrido que debían efectuar las cofradías con sus pasos durante las salidas de la Semana Mayor dictaminando que todas las hermandades deben culminar su procesión en la catedral, salvo las de Triana, que habían de dirigirse a la Iglesia de Santa Ana, por la difícil comunicación entre ambas orillas del río Guadalquivir, que había de hacerse a través de un puente de barcas.
Aunque las disposiciones que salieron del Sínodo se tomaron de algunas anteriores, sobre todo del cardenal Rodrigo de Castro, la mayoría fueron de Niño de Guevara; finalmente, las Constituciones fueron arregladas y corregidas por el jesuita sevillano Juan de Pineda (1558-1637). Con esto, el Cardenal-Arzobispo Niño de Guevara ordenaba a las cofradías que pasasen, durante su recorrido, por el Palacio Arzobispal, imponiendo de esta manera lo que a día de hoy es la "Carrera Oficial" de las procesiones de Semana Santa a la catedral. Hasta entonces, las cofradías se limitaban a rodear los templos en donde estaban sus sedes.
En el Sínodo de 1604 se ordenaba que el Provisor del Arzobispado señalara las calles por donde debía discurrir cada cofradía y la hora en que había de realizar su salida: este el origen del «Cabildo de toma de horas».
En realidad, con estas disposiciones, el Cardenal-Arzobispo D. Fernando Niño de Guevara, lo que hizo fue controlar a las cofradías en el día de su salida procesional y evitar las continuas peleas que había por cual debía ser la cofradía que tenía derecho de pasar primero, cuando dos cofradías coincidían en un mismo lugar. De hecho, el Libro de Reglas, se llevaba en la salida procesional para demostrar a las demás cofradías cual era la más antigua y por tanto, tenía derecho de paso sobre la otra. Por otra parte, las cofradías debían llegar hasta el Palacio Episcopal con lo cual el Cardenal-Arzobispo D. Fernando Niño de Guevara no tenía que moverse de su casa para verlas y controlarlas.
La "Carrera Oficial" sigue marcando hoy en día la trayectoria de los pasos no solo en Sevilla, sino en toda Andalucía y en toda España, donde cada localidad tiene su propia "Carrera Oficial" inspirada en la hispalense y que cada año determinan sus respectivos consejos de hermandades.
Entonces… en Palma del Río qué realizan sus cofradías cuando salen a la calle, una Estación de Penitencia o un desfile procesional. Mis inteligentes lectores seguro que ya se han formado una idea exacta sobre esta cuestión.
Lo que sí tenemos en Palma del Río es una carrera oficial, aunque nunca sabemos dónde comienza y dónde acaba. La carrera oficial de Sevilla comienza en “La Campana” y finaliza cuando la cofradía sale de la catedral. En Córdoba, la carrera oficial comienza en la puerta del puente y finaliza en la puerta de Santa Catalina de la mezquita-catedral. En Palma del Río no sabemos muy bien si la carrera oficial comienza en la calle Ancha esquina calle Cigüela y termina en la misma calle Ancha esquina calle Ana de Santiago y calle Nueva o principia en calle Ancha esquina calle Ana de Santiago y calle Nueva y concluye en calle Ancha esquina calle Cigüela… porque ambas cosas las hemos visto en nuestra Semana Santa.
Las hermandades penitenciales son Asociaciones públicas de fieles cuyo fin principal y específico es promover y propagar el culto público a Nuestro Señor Jesucristo y a su Santísima Madre, especialmente en las advocaciones de cada hermandad y acercar a todas las personas a los misterios de la fe, especialmente los referidos a la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
Por tanto, el fin principal de una cofradía-hermandad es el fomento del culto cristiano mediante actos litúrgicos, que se tributan en nombre de la Iglesia y de otros ejercicios de piedad.
Otro fin de las Cofradías y Hermandades son la evangelización y el ejercicio de la caridad cristiana.
En definitiva, las Cofradías y Hermandades son asociaciones de fieles jerarquizadas con una finalidad, fomentar el culto cristiano, sobre todo en todo aquello que haga referencia a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo a través de los actos públicos, es decir, con proyección hacia el exterior, ya sean estos de carácter eclesial, civil o cívico-religioso.
Para llevar a cabo estos fines, una vez al año, la hermandad se hace cofradía y se echa a la calle… pero difícilmente va a poder propagar el culto público a Nuestro Señor Jesucristo y a su Santísima Madre o va a acercar a todas las personas a los misterios de la fe, especialmente los referidos a la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor o va a evangelizar a alguien si las calles están vacías o hay muy poquita gente y esto es lo que viene sucediendo en Palma del Río, basta con ver los vídeos de la TV palmeña, para darnos cuenta que hay tramos donde prácticamente la cofradía va solita por la calle. Solamente en algunos puntos de su recorrido hay más gente, pero por lo general, el número de personas en la calle es escaso teniendo en cuenta que Palma del Río tiene más de 20.000 habitantes y si esto es un problema para las cofradías penitenciales en las de gloria es aún mayor.
¿Cuáles son las causas de este desapego hacia nuestras hermandades? No es asunto del administrador de este blog señalarlas. Me imagino que son muchas y que las hermandades a través del Consejo que las agrupa deberá, en algún momento, plantearse este problema que, desde mi punto de vista, es serio y no admite más dilación.
Y “ahí se quedó” por hoy, hasta el próximo post (entrada en un blog).
domingo, 10 de marzo de 2024
EL CULTO EN LAS HERMANDADES Y COFRADÍAS (II).
Se suele celebrar como culmen a unos cultos anteriores, por lo general, al quinario de la figura cristífera de la hermandad.
Parece ser que en siglos anteriores, en el quinario, no se celebraba la Eucaristía ya que no era un componente fundamental del mismo, el fin del quinario era el de llegar al día importante de la Función (acto solemne, especialmente el religioso) que por eso se llamaba Principal.
Los días anteriores al mismo, se preparaban mediante la meditación y el ejercicio piadoso: escuchar la Palabra, actos eucarísticos de adoración y la predicación.
Los ejercicios de piedad popular: quinarios, triduos, septenarios… tenían antes un sentido de preparación por medio del sermón y la meditación sobre los misterios de la pasión, se estimulaba al cofrade a una conversión que llegaría a su cenit recibiendo los sacramentos del Perdón y de la Eucaristía en la Función Principal de Instituto (estatuto, regla o ley que rige la vida de una comunidad religiosa).
La celebración de la Santa Misa no es esencial en los ejercicios de piedad popular aunque sí lo es en la culminación de los cultos de una hermandad o cofradía.
En la Función Principal de Instituto sí se celebra la Santa Misa en la que previa confesión, se realiza la comunión general de los hermanos cofrades.
En la actualidad, la Función Principal de Instituto gravita en torno a una misa solemne con sermón y en el ofertorio se realiza una protestación de fe, con juramento solemne de creer y defender las verdades fundamentales de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, con especial reseña a la defensa de la pureza inmaculada de la Virgen María; después se besa el Libro de Reglas y el Evangelio con la Presidencia de la hermandad y cofradía como testigos del acto.
En las Reglas de la hermandad se suele disponer que los cofrades deben llevar la medalla de la hermandad en todos los actos de culto, también suelen incluir estas Reglas el procedimiento de protestación de fe.
El día de la Función Principal de Instituto es el día más importante de la hermandad, ya sé que muchos cofrades creen que es la estación de penitencia o procesión el día más importante pero no, la procesión o estación de penitencia es un acto de piedad popular paralitúrgico con el que sueñan todos los cofrades pero no es comparable con el acto litúrgico de la Santa Misa que se celebra, de forma corporativa, en la Función Principal de Instituto.
martes, 5 de marzo de 2024
IX PREGÓN de la VIRGEN de la CABEZA de PALMA del RÍO.
domingo, 3 de marzo de 2024
EL CULTO EN LAS HERMANDADES Y COFRADÍAS (I).
Las formas de culto de las hermandades y cofradías se pueden resumir en:
LA NOVENA: del latín “novēnus”, práctica devota, dirigida a Dios, a la Virgen o a los santos, que se ofrece durante nueve días. En la mayoría de hermandades y cofradías, las novenas están dedicadas a la Virgen María.
EL SEPTENARIO: del latín “septenarius”. Tiempo de siete días que se dedica a la devoción y culto de Dios y de los santos. En la mayoría de hermandades y cofradías, los septenarios están dedicados a la Virgen María en sus advocaciones dolorosas, como recordatorio de los siete dolores que padeció la Virgen María, a saber:
Primer dolor: La profecía de Simeón. (Lucas 2,22-35).
Segundo dolor: La huida a Egipto. (Mateo 2,13-15).
Tercer dolor: El Niño perdido en el Templo. (Lucas 2,41 -50).
Cuarto dolor: María se encuentra con Jesús camino al Calvario. (Lamentaciones 1,12).
Quinto dolor: Jesús muere en la Cruz. (Juan 19,17-39).
Sexto dolor: María recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz. (Juan 19, 38).
Séptimo dolor: Jesús es colocado en el Sepulcro. (Lucas 23, 53-54).
LOS QUINARIOS: del latín “quinarius”. Espacio de cinco días que se dedican a la devoción y culto de Dios o de sus santos. Parece ser que tienen su origen en las cinco llagas de Cristo (costado, manos y pies), suelen estar dedicados al culto de Cristo.
EL TRIDUO: del latín “triduum” 'espacio de tres días'. Ejercicios devotos que se practican durante tres días. Se suele dedicar a la Virgen.
EL VÍA CRUCIS CUARESMAL: ejercicio piadoso donde se rememoran las distintas etapas de la pasión de Cristo. Actualmente son catorce las estaciones que forman parte del Vía Crucis. Al parecer su origen viene de la ciudad de Jerusalén como memoria de la Pasión. Se suele realizar, por parte de las hermandades y cofradías, en cuaresma.
EL VÍA LUCIS: las estaciones de la Resurrección, también conocidas por su nombre latino, “Via Lucis” ("Camino de la Luz"), son una forma de devoción cristiana que fomenta la meditación sobre la Resurrección de Jesucristo, se suele realizar hasta la festividad de Pentecostés. Su contenido versa sobre algunas de las apariciones de Jesús resucitado y otros episodios registrados en el Nuevo Testamento. En el Vía Crucis seguimos a Cristo en su camino de Pasión; en el Vía Lucis seguimos a Cristo en su camino de Gloria.
El Culto es la razón de ser de una Hermandad, los miembros de la misma tienen la obligación moral de asistir a los actos programados por la hermandad, aunque parece ser que esto no es lo habitual. La vinculación de los cofrades con su hermandad, no se puede circunscribir a la salida procesional exclusivamente, una hermandad es mucho más que eso.
domingo, 25 de febrero de 2024
EL PRESTE EN LAS PROCESIONES DE SEMANA SANTA
La presencia del sacerdote en la estación de penitencia o desfile procesional no es obligatoria pero sí resulta pertinente. Como ya hemos dicho en otros post (entrada en un blog), el principal acto de culto externo de una hermandad es su estación de penitencia o desfile procesional y parece lógico que, en este acto principal de la hermandad, el sacerdote haga acto de presencia.
El presbítero, por lo general director espiritual, consiliario o capellán de la hermandad; debe presidir la estación de penitencia o desfile procesional para mostrar al pueblo el carácter eclesial de nuestras hermandades y cofradías.
Aunque, no suele ser muy frecuente la presencia del “cura de almas” en las cofradías: problemas de agenda, problemas de edad, falta de identificación con algunas hermandades que se puede apreciar en la calle al observar cómo el consiliario, de varias hermandades, acompaña a unas sí y a otras no dando a entender que tiene hermandades favoritas y otras que no lo son tanto.
La forma de acompañar, el eclesiástico a la hermandad, está perfectamente descrita en la liturgia. El sacerdote puede ir situado en la procesión en dos lugares:
En la Presidencia, junto al hermano mayor, debiendo ir vestido de manera que se le identifique como sacerdote: con clériman, sotana y manteo (capa larga con cuello, que llevan los eclesiásticos sobre la sotana) o con el hábito de la orden religiosa a la que pertenezca.
También puede ir al final de la procesión, como “Preste”, del francés antiguo “prestre”, y este del latín tardío presby̆ter, -ĕri 'presbítero'. Sacerdote que preside la celebración de la misa o de otros actos litúrgicos. Si el eclesiástico figura en la procesión como Preste, su vestimenta deberá ser la capa pluvial, normalmente de color morado para las procesiones penitenciales y blanco para las de gloria, aunque hay excepciones como en todo. El Preste irá acompañado de dos acólitos que vestirán sotana y sobrepelliz.
Hemos observado como en algunas cofradías foráneas, el Preste lleva en sus manos los Corporales (lienzo que se extiende en el altar, encima del ara, para poner sobre él la hostia y el cáliz) como si fuera a decir misa, añadiendo un toque de distinción y elegancia a la estación de penitencia.